Gaman: Una herramienta de Gestión Silenciosa para la Logistica Moderna
Aplicar Gaman en logística es más que resistir: es liderar con compostura, decidir con foco y sostener el rumbo, incluso bajo máxima presión.
VALOR HUMANO


En entornos logísticos donde el cambio es constante, los niveles de exigencia operativa son altos y la presión por resultados es permanente, aplicar principios que fortalezcan la toma de decisiones bajo estrés no es un lujo, sino una necesidad.
Uno de esos principios, proveniente de la cultura japonesa, es Gaman (我慢): un concepto que podríamos traducir como resistencia, tolerancia activa o autocontrol consciente frente a la adversidad.
Históricamente vinculado a la resiliencia del pueblo japonés ante crisis y catástrofes, el Gaman no implica pasividad, sino una actitud de compostura, claridad mental y gestión emocional en situaciones de alta carga emocional o disrupción operativa.
Desde una mirada logística, Gaman tiene aplicaciones concretas:
Gestión de incidencias: La capacidad de no sobrereaccionar ante desvíos operativos permite tomar decisiones más efectivas. Evitar el impulso inmediato de “apagar incendios” y enfocarse en el análisis estructural del problema mejora el ciclo de mejora continua.
Toma de decisiones en entornos VUCA o BANI: Ambos son modelos conceptuales que nos permiten describir la realidad. Bajo mi punta de vista el mundo viro de un modelo VUCA escenarios volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, a uno BANI en el cual lo frágil, la ansiedad y el estrés, debido a las incertidumbre son moneda corriente. El Gaman nos ayuda a sostener la visión de largo plazo sin perder el foco por ruidos operativos de corto plazo.
Liderazgo de equipos operativos: En vez de trasladar presión hacia el Equipo, el Líder con actitud Gaman absorbe, filtra y comunica de manera asertiva. Esto promueve climas laborales más sostenibles y efectivos.
Optimización del pensamiento operativo: Como señala en el libro "En Cambio" editorial Sudamericana el Dr. Estanislao Bachrach , (del cual extraigo este breve fragmento de la pagina 361), “O sea puedo ser consciente de la intención de la acción que fue iniciada por mi cerebro. Es el espacio de tiempo entre la conciencia de la acción y la realización de la acción. Es decir, me quedan 0,2 segundos (0.5 - 0.3=0.2) para decidir no hacerla. El poder de vetar ......”. Sintetizando tenemos una oportunidad de tomar el control de nuestras acciones. Ese pequeño espacio tiempo puede marcar la diferencia entre una reacción automática (basada en sesgos) o una decisión racional (basada en datos). Poseemos ese momento para alterar el curso de nuestra decisión y esto nos permite tener un pensamiento operativo oxigenado, claro al momento de tomar una decisión.
En logística gestionamos flujos: de materiales, de información, de decisiones. Pero el primer flujo que necesitamos estabilizar es el mental. Si no logramos gestionar nuestras respuestas internas frente al caos externo, difícilmente podamos optimizar procesos o liderar mejoras sostenibles.
En muchas organizaciones, se declama “duros con los problemas, blandos con las personas”, pero en la práctica esto muchas veces queda en un slogan. Gaman nos invita a operacionalizar esa frase con una herramienta concreta: autocontrol estratégico para sostener el rumbo, incluso bajo presión.
En este espacio que vengo generando con mis breves escritos, busco poner sobre la mesa conceptos simples pero altamente aplicables a la operación diaria. No como teoría, sino como herramientas de gestión personal y profesional en logística. Sumar a nuestro debate interno en el cual se dirime nuestro accionar.
Gracias por acompañarme en esta reflexión.